Las competencias socioemocionales hoy forman parte fundamental de la educación de los pequeños, lo que no ocurría hace veinte ni treinta años atrás, cuando el proceso de enseñanza-aprendizaje se centraba en que adquirieron habilidades intelectuales y técnicas, relegando los sentimientos y las emociones durante el aprendizaje a una categoría menos relevante.
En la actualidad, gracias a diversos estudios e investigaciones humanísticas, clínicas y de las ciencias sociales, entendemos por qué es tan valioso que nuestros pequeños adquieran competencias socioemocionales.
Descubre a continuación cómo éstas pueden mejorar el aprendizaje en tu pequeño y cómo le ayudarán para toda su vida.
Competencias socioemocionales, indispensables en la vida humana
Mucho hay que decir sobre los conceptos de inteligencia, competencia, habilidad, pertenecientes a un orden lógico, científico y racional; tal vez haya aún más por decir sobre lo que podemos entender por emoción y sentimiento que, por otro lado, se asocian a lo subjetivo, abstracto y personal.
Lo que ha quedado manifiesto es que, a lo largo de la historia, el aprendizaje tradicional se ha esmerado en separar ambos órdenes de ideas para que la razón prime cuando hablamos de educación. Los tiempos han cambiado y hemos asistido, durante las últimas tres décadas, a una transformación dentro del ámbito educativo.

Surgió en la década de los 90 la teoría de las inteligencias múltiples, del psicólogo Howard Gardner. A decir de los investigadores Suárez, Maiz y Meza, para Gardner la inteligencia es la “capacidad de resolver problemas o de crear productos que sean valiosos en uno o más ambientes culturales”
Así, debemos entender que en nuestros pequeños:
- La inteligencia no se reduce al coeficiente intelectual, la memoria ni mucho menos a la obtención de calificaciones altas.
- La inteligencia no es solamente una, sino que existen por lo menos 8 tipos.
- Que cada niño o niña desarrolla una o algunas más que las otras.
- Todos poseen inteligencia, pero, de acuerdo con contextos específicos como el ambiente, la enseñanza y la motivación (por mencionar solo algunos), se verá impulsada una u otra.
Dado lo anterior, la inteligencia no es algo que podamos definir como fenómeno de una vez por todas ni que defina a un ser humano. De acuerdo con los investigadores, los 8 tipos de inteligencias múltiples que señala Gardner son:
- Lógico-Matemática
- Lingüística
- Espacial
- Musical
- Corporal-kinestésica
- Intrapersonal
- Interpersonal
- Naturalista
Inteligencias Intrapersonal e Interpersonal
La inteligencia intrapersonal y la interpersonal son las directamente relacionadas con la inteligencia emocional, concepto que surgiría acuñado por los investigadores Salovey y Mayer, pero divulgado mayormente por Daniel Goleman en su libro “La inteligencia emocional. Por qué es más importante que el cociente intelectual.”
Todos los tipos de inteligencias son fundamentales. El problema radica –mencionan los investigadores “en que nuestro sistema escolar no las trata por igual”.
La inteligencia emocional es la capacidad que tienen nuestros pequeños para identificar qué es lo que sienten, sea una emoción o sentimiento, y así gestionarlos y equilibrarlos con su raciocinio. Esto les permite tener un nivel de conocimiento y consciencia elevados respecto a ellos mismos y los demás, para convivir de manera armónica, fomentando valores mediante el bienestar físico y mental.
Desde la pedagogía, empleamos el término de competencia socioemocional basándonos en que las competencias se adquieren con enseñanza y práctica en determinados ambientes. Así, nuestros hijos son totalmente capaces de obtener competencias emocionales para un buen desempeño en cualquier ámbito de su vida.
La gestión de emociones
Lo anterior nos lleva a hablar de la gestión de emociones, término que lejos de referirse a un control estricto sobre ellas, reconoce que experimentar emociones y sentimientos es inevitable, por lo que lo correcto es darles detección, atención y tratamiento en espacios y tiempos adecuados.
En este sentido, los pequeños aprenden a no reprimir lo que sienten y que no está mal manifestar emociones o sentimientos que socialmente tienden a ser reprobables, como ira, frustración, miedo, vergüenza, enojo, ansiedad o tristeza. Estos forman parte de su paso por la vida, pero resulta sumamente saludable aprender a gestionarlos para un mayor nivel de bienestar consigo mismos y los demás.
Además, debes saber que las emociones repercuten directamente en la adquisición de otras competencias, pues estas generan químicos en el cerebro que pueden estimular u obstaculizar la memoria, el razonamiento y la imaginación.

Beneficios de adquirir competencias socioemocionales
Al recibir educación emocional o socioemocional, nuestros hijos se benefician de múltiples maneras. Algunos beneficios que obtienen son:
- Mantienen un equilibrio entre su salud física y mental, pues ayuda a reducir los niveles de estrés, ansiedad y depresión mediante la regulación de la hormona cortisol.
- Mejoran sus relaciones intrapersonales, es decir, fomentamos en ellos el amor propio y mejoramos su autopercepción o autoconcepto.
- Formamos seres humanos responsables consigo mismos y con los demás, capaces de asumir las consecuencias de sus actos y pensamientos.
- Relacionado con lo anterior, formamos individuos que se fijan a sí mismos un proyecto de vida, mediante el establecimiento de metas por las que son capaces de luchar.
- Valoran la amistad y el amor que los demás les brindan, al tiempo que ellos devuelven ese amor con creces.
- Formamos seres humanos empáticos, respetuosos y tolerantes con la sociedad en la que se desenvuelven, con la capacidad de ayudar y ser solidarios.
- Generamos mejores entornos de enseñanza-aprendizaje.
Las competencias socioemocionales deben ponerse en práctica en todos los ámbitos
Aunque suene muy obvio, a veces esta cualidad hace que pasemos por alto que nuestros pequeños son el reflejo de la educación que reciben. También la educación socioemocional forma parte de lo que ponen en práctica día con día, y cuando esta es deficiente su personalidad puede verse afectada. Desde casa, tú puedes enseñarle, mediante acciones constantes y conscientes, a gestionar mejor sus emociones.
Puedes lograrlo con la ayuda de un psicopedagogo profesional, quien te orientará sobre ejercicios, actividades y rutinas para saber cómo reaccionar mejor ante situaciones de estrés o frustración, evitando caer en la sobre protección o bien en una falta de atención. Es importante que consideres lo siguiente:
- Reprimir emociones puede derivar en enfermedades mentales y físicas, así como en dolencias corporales.
- La comunicación y diálogo entre padres e hijos es lo mejor para solucionar problemas.
- La atención puede ser el equivalente a la prevención, por lo que si detectas conductas o comportamientos alarmantes en tu pequeño, debes acudir con un profesional.
Querida mamá o papá: el cuidado de la salud mental y emocional nunca será menos importante que la integridad física; de hecho, la complementa, por lo que debe ser prioritaria en la formación y cuidados esenciales de tu pequeño.
En el Colegio Viktor Frankl priorizamos una educación socioemocional y en valores para que nuestros pequeños potencien todas sus capacidades, al tiempo que desarrollan el resto de las mencionadas inteligencias.
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